domingo, 28 de enero de 2018

Los salones recreativos del siglo pasado

Puede que parezca muy lejano, sobretodo porque en el sector del ocio electrónico el tiempo suele transcurrir muy deprisa, y aunque las cosas hayan cambiado bastante en estos últimos 25 años, en el fondo no deja de ser una distancia más corta de lo que parece. Si no os lo creéis sólo deciros que algunas de las más grandes franquicias de los videojuegos ya existían antes del transcurso de este cuarto de siglo, pues Mario, Link, Samus, Pac-man, los Belmont, Bub, Bob, Ryu, Ken y un sin fin de personajes ya estaban dentro de las pantallas antes del 93.



En España, los salones recreativos tuvieron su época de mayor esplendor durante la segunda mitad de los 80 y la primera de los 90.  No es que la gente no tuviera en casa consolas, siendo la inmensa mayoría de Nintendo, Sega o Atari, o en su defecto algún PC que apuntara maneras, pero los mejores juegos únicamente los podías disfrutar en los salones recreativos.  Alguno muy rico podría tener alguna recreativa en casa, o en su defecto la todopoderosa Neo-Geo, pero los chicos corrientes de la época como yo, únicamente podíamos disfrutar de los mejores títulos pasando por caja en cada partida.



Era otra manera de negocio, que en el fondo, si lo pensamos bien no estaba tan mal.  Las novedades salían a la calle sin que tuvieras que realizar ninguna inversión, pero a cambio tenías que pagar cada partida que jugaras.  Daba igual que fuera para plataforma MVS o para System 16 (por citar alguna), o que fuera distribuida por Konami o por Taito, el juego en cuestión estaba disponible en el salón para que jugaras introduciendo una moneda de 5 duros. 



Como pagabas cada partida, tu esfuerzo por hacerlo lo mejor posible era titánico,y aunque los juegos eran complicados, la mayoría de ellos se podían superar con un único crédito si adquirías la destreza suficiente.  Con el paso del tiempo alguien pensó que era interesante hacerlos más complicados (ya lo eran), tanto como para dejarlos por imposibles sin continuar y así que los jugadores pasaran más por caja.  Un ejemplo claro lo tenemos con Metal Slug, el primero aunque ya parezca imposible, se puede alcanzar la proeza de superarlo con un único crédito, mientras que en el resto de juegos de la franquicia es prácticamente imposible.  Por otro lado hubo otro sector que decidió incrementar el precio de la partida a medida que los títulos ganaban espectacularidad, como por ejemplo el beat'm up de X-Men o el primer Virtual Fighter.  



Como podéis observar, la dificultad y el precio de los créditos aumentó en el momento que empezó la debacle del salón recreativo, seguramente fue un intento de contrarrestar la bajada de ingresos, pero la llegada de las consolas de 32 y 64 bits a los hogares, y la despedida del sprite frente a la moda polígonal hicieron mella en el negocio de la época.  En ese momento podíamos tener en caso algo similar a lo que había en los recreativos y aunque hubo grandes esfuerzos por mantener el negocio de los salones, las típicas máquinas arcades se transformaron en juego de pistola con una buena aceleradora gráfica, títulos igualitos a los que podías encontrar en una Dreamcast o simuladores de conducción cuya partida no duraba más de 3 minutos.



Todo lo que sube tiene que bajar pero no por ello siempre se gana.  El típico salón recreativo de la época dorada no constaba únicamente de 400 m2 de media, un billar, una máquina de dardos, dos pinballs, dos futbolines y 20 máquinas arcades.  También fue un lugar de reunión, un sitio donde quedar con los amigos, comprar chucherías y disfrutar de nuestros mejores años. Tuve la suerte de que mi tío regentó uno de los salones más concurridos de mi ciudad, y aunque entonces era un retaco de 7 años todavía me acuerdo de ello y de cómo funcionaba.  Cuando fui más grande mi tío me contó como era el negocio por dentro, cómo de difícil era de obtener una licencia y que juegos fueron los que más rentables.  El pobre todavía sueña con la canción de Bubble Bobble aunque creo que las 25000 pesetas semanales que recaudaba (1000 partidas) bien lo valía.



A partir de ahí los salones cambiaron, las máquinas eran diferentes y en vez de monedas tenías que cargar una tarjeta prepago, nada que ver con los tiempos dorados.  Actualmente podemos contar con los dedos de las manos los que quedan en el país, pues casi todos cerraron y algunos se reinventaron en los salones de máquinas tragaperras y apuestas deportivas que tanto están ahora de moda.  De hecho tengo entendido que ya no hace falta licencia de máquina tipo B para los arcades (máquinas de uso recreativo sin premio) mientras que las tragaperras siguen manteniendo el tipo A.  A pesar de ello, siempre nos quedará Japón, lugar donde todavía existen, sobretodo en los barrios de Akihabara y Odaiba en Tokio.



Ahora los juegos son distintos, jugar a dobles en una misma máquina es algo considerado arcaico por muchos a menos que sea un Fifa y el juego en red hace las delicias de aquellos que disfrutan del multijugador.  Seguro que está muy bien eso de poder jugar con cualquier persona en cualquier parte del mundo, pero se ha perdido mucho el hecho de jugar de tu a tu con los colegas y el tener un lugar público para disfrutar in-situ.  Todavía hay, incluso existe gente que se crea sus clubs y sus bares con esos fines, pero a día de hoy es algo bastante minoritario y que se debería de potenciar.  



No quería olvidarme de los bares, algunos de ellos en la época también tenían una máquina recreativa que cambiaban cada ciertos meses.  Era increíble jugar y ver como el resto de niños se acercaban a ver como te desenvolvías o a soplarte la nuca para que perdieras y ponerse ellos a jugar.  Ahora con los emuladores puedes disfrutarlos, incluso hay gente que se dedica a montar un mueble recreativo de grandes prestaciones con un pc interno emulando todos los títulos por un precio más o menos razonable, pero a pesar de ello no son lo mismo.  Se aproximan al 90% de la experiencia, pero nunca podrán llegar al hardware original, del mismo modo que ocurre con las versiones Mini de NES y Super Nintendo. De hecho es sorprendente lo que puede llegar a valer una "cabinet" original de recreativa en perfecto estado, pero a pesar de ello, lo que realmente se ha cotizado al alza, por lo difícil de conseguir, por su mecánica y su alto mantenimiento son los pinballs.



La semana que viene hablaré de todos aquellos títulos en máquina recreativa que más me marcaron, pues algunos de ellos no tienen tanto sentido y razón de ser como para lo que fueron diseñados originalmente. Por poner varios ejemplos tenemos Our Run, Snow Bros o el magnífico Street Fighter 2, títulos que han sido versionados multitud de veces pero donde mejor se juegan es en su versión original.  



¿Y vosotros? ¿Os acordáis de cuando ibais a los salones recreativos? ¿Qué juegos os marcaron? ¿Conocéis algún sitio donde disfrutar de la vieja nostalgia que siga activo?  Espero vuestros tweets y vuestros comentarios.  Hasta la semana que viene. 

1 comentario:

  1. Sin duda un gran momento de la historia para todos los que nos criamos en los locales de máquinas arcade. Los “recres” o “salones recreativos” eran lugar de pique, vicio pero tambien de reunión.
    Nunca olvidaré frases del calibre de:
    “El monstruo se ha picao”
    “Te lo paso que yo sé cómo?”
    “Jugamos a vida cada uno”
    O la muchas veces denegada:
    “Me invitas a una y jugamos a dobles?”

    Lugares para el esparcimiento al acabar la clase, los findes y más adelante, lugares donde echar los primeros pitis.

    Para mí pasará al recuerdo como la época en la que pulverizaba mi paga con juegos como Snow Bros., Cadillacs and Dinosaurs o Vendetta.
    Cuesta poco pensar en lugares así hoy en día, sólo al alcance de algún loco millonario que quiera hacer realidad su sueño de montar unos “recres” como los de antes.

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