lunes, 8 de enero de 2018

La dualidad del niño rata y la locura de un fanboy

Antes de empezar quería deciros que espero que hayáis tenido unas vacaciones estupendas y que tanto Papá Noel como los Reyes Magos os hayan traído todo lo que tanto ansiabais. Después del parón navideño toca volver a la realidad y con ella los "post" semanales que intento publicar puntualmente.  

Esta vez quería hablaros de un tema un tanto delicado, pues dentro del ocio electrónico existe dos personalidades que hacen mucho daño al sector y que saltan a la primera en cuanto se ven amenazados, me estoy refiriendo, como no,  al niño rata y al fanboy.  Cada una de estas figuras tiene sus matices, y aunque se puede ser una cosa, la otra, ambas o ninguna, el mero hecho de tener una opinión opuesta a lo que piensan es suficiente para crear conflicto, pues aquí no hay grises, o estás con ellos o en contra.  El daño que hacen al sector no se debe a la defensa de ciertas posiciones con fanatismo, sino a la falta de respeto por la opinión del resto de la comunidad cuando no cuerda con la suya y a la nula justificación de sus criterios.



No os creáis que esto es nuevo.  Desde hace muchísimo tiempo que existen, simplemente la industria era más pequeña y no teníamos términos concretos para denominarlos.  Además, y aunque algunos no se lo crean, de eso se puede salir. Se puede dejar de ser un niño rata y se puede dejar de ser un fanboy. Para ello únicamente hace falta aplicar una fórmula muy sencilla repleta de educación, conocimiento, experiencia y sentido común.  Lo más triste de todo esto es que los propios fabricantes, el mercado y la economía han sabido engrasar su maquinaría para que todos esos indeseables movieran el cortijo sin motivo, consiguiendo publicidad gratuita que en los últimos años ha crecido exponencialmente gracias a internet en general y a las redes sociales en particular.



Ya entrados los 35, y mirando por el retrovisor, puedo divisar parte del nacimiento de estos fenómenos.  Por suerte o por desgracia me he de incluir en el saco y posiblemente todos los veteranos que sigan disfrutando del ocio electrónico vayan a parar al mismo cesto, pues nosotros mismos hemos sido los primeros que hemos contribuido a la creación de dichas personalidades.  Hay una frase al estilo #yofuialaegb que lo resume perfectamente.  Hace 20-25 años o eras de Sega o eras de Nintendo.  Y no queráis engañaros, en muchos de los casos quien decidía no eras tú, sino tus padres y/o familiares que te regalaban una consola en cuestión.  En aquellos tiempos a ti no te importaba realmente que una fuera mejor que otra, lo que querías era que la tuya fuera la mejor, y daba igual que existieran otras opciones más potentes o divertidas, ibas a muerte con lo que tenías y que nadie  osara a discutirte que tu consola fuera peor que la que tuviera otra persona.  Del mismo modo, cuando jugabas a dobles contra un amigo en casa no podías consentir que te ganara (y menos aún si el juego era tuyo y supuestamente lo tenías "trillado"), hacías todas las trampas posibles, ponías las excusas más inverosímiles y practicabas cualquier procedimiento necesario por tal de no tener que admitir la derrota.   Las dualidades ya existían de hace mucho tiempo y las discusiones en los patios del colegio por cual era mejor estaban a la orden del día, pero nunca de manera objetiva y más cuando era muy difícil de comparar.  Nuestros padres nunca entendieron el hecho de tener dos consolas a la vez y tampoco iban a gastarse el dinero dos veces.



Como podéis observar, en todo este tiempo pocas son las cosas que han cambiado.  Aunque alguien defienda una marca porque sí o un jugador se vaya de una partida cuando este perdiendo mientras grita a los cuatro vientos millones de insultos y excusas sin sentido, el fondo sigue siendo el mismo, sólo que los medios, la cantidad de jugadores y las repercusiones son actualmente más potentes.  La industria ha dualizado todo, o eres de Sony o eres de Nintendo, o eres de PC o de consola, o de PS Vita o de 3DS, o de multijugador o de campaña, de IOS o de Android.  Quizá antes fuera Sega o Nintendo pero con el transcurso de los años las dualidades van en aumento y su concepto sigue inmutable.  ¿Cuando aprenderemos que en ocasiones es posible coger ambas opciones?



Parar dichos fenómenos en la actualidad es bastante complicado, pues la unión hace la fuerza.  No importa que alguien sea o no experto, si tu postura es más aceptada por el resto a Fuenteovejuna.  Es una lástima que la calidad y el criterio se pierda en el camino gracias a los fenómenos de fanboy y de niño rata.  Durante estos últimos 20 años he estudiado mucho, he aprendido infinidad de cosas, me he dedicado a la informática profesionalmente y he aprendido que todas las plataformas y todos los grandes juegos deben ser respetados indistintamente de donde salgan.  No hay que demonizar un Horizon Zero Dawn porque te guste más un Zelda Breath of the Wild.  Evidentemente hay plataformas y juegos más o menos buenos pero a veces son incomparables y otras deben de ser analizadas con criterio tanto técnico como comercial, pero para hablar de algo primero hay que conocerlo.



Durante estas vacaciones me uní a un grupo sobre una consola de cuyo nombre no puedo acordarme en una red social que mira tu por donde también se me ha olvidado.  Quería conocer a más gente del sector, aportarles y ver que podían aportarme a mí.  Descubrí que el grupo estaba repleto de niños rata y de fanboys con criterios absurdos, publicaciones moderadas unilateralmente, contenido de dudosa rigurosidad y unos cuantos miles de integrantes orgullos de pertenecer a dicha comunidad de la que sus creadores sacaban pecho.  Es una lástima descubrir que grandes contenidos, grandes oradores y gente dispuesta a discutir las cosas desde la racionalidad, el respeto y la sensatez tengan poco éxito frente a comunidades de este tipo, pero en todos los sitios cuecen habas y en el fondo existe mucha gente que prefiere oír lo que le gusta con los ojos vendados a saber la verdad.



Cada uno puede tener sus preferencias, yo las tengo y no repudio de ellas, pero eso no quita para admirar cualquier parte del sector que haga cosas formidables y maravillosas.  Puede que hayan pasado unas cuantas décadas, pero en el fondo seguimos en el mismo lugar o un poco peor,  pues algunos gracias al gran altavoz de las redes han conseguido un inmerecido reconocimiento que retrasa a la autentica cultura y avance del ocio electrónico. 


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