A veces cuesta reconocer las
cosas, pero esta vez no hay dudas al respecto, los años van transcurriendo y mi
primera incursión en un salón del manga a mis 35 años me ha dejado
marcado. No os creáis que no me ha gustado,
todo lo contrario, pero sé con certeza, que si estas cosas se hubieran
organizado durante mi adolescencia las hubiera disfrutado más a fondo.
El mundo del manga, del anime y
de las franquicias del sol naciente es algo que reconozco fácilmente, que me
gusta, pero no estoy totalmente inmerso en él.
Conozco algunos de los más famosos como Drangon Ball, Death Note, One
Punch Man, One Piece, Naruto, Evangelion, el universo Ghibli, etc… pero al llegar allí encontré
mucho más y no sólo de tierras asiáticas.
He comprendido que un salón del manga como el de Valencia, y entiendo
que en muchos otros también, hay cabida a otro mercado similar, pues allí
encontré grandes referencias a Marvel, muchas otras a DC, a Rick y Morty, a Mr
Robot, Futurama, Breaking Bad, Juego de Tronos, Stranger Things y un montón
más, que a pesar estar relacionadas con el mundo del cómic y cinematográfico
poco tienen que ver con los nipones.
Por otro lado, algo que sí que me
ha sorprendido y que veo en más sintonía dentro del salón son las referencias a
videojuegos, tanto clásicos como modernos, de origen japonés. La más apabullante sin duda es la relacionada
con el mundo Nintendo y en especial con The Legend of Zelda (con Majoras Mask
es increíble) y Pokemon, dos de sus grandes franquicias que encajan como anillo
al dedo dentro de estos eventos.
Evidentemente también existen muchas referencias a Mario y Kirby pero en
menor magnitud. También hayamos productos
de otras casas japonesas, como es el caso de Sonic, Resident Evil, Street
Fighter o Final Fantasy aunque echamos de menos a Bayonetta. No obstante, y al igual que ocurre con el
comic y el cine, pudimos encontrar otro tipo de referencias fuera de Japón,
como es el caso de Skyrim, Bioshock, The Last of Us, God of War, Monkey Island o Day of the Tentacle.
El salón del manga ha traspasado
muchas barreras, ya no sólo se habla de cómic, ahora también de animación, de
cine y de videojuegos, artes muy próximos entre sí. Del mismo modo que se ha ensanchado en arte,
también lo ha hecho en geografía, ya no habla únicamente japonés, también se
mueve en otros países cuyo contenido pueda formar parte de este mundo lleno de
crítica, fantasía e imaginación que cada vez acoge a más adeptos alcanzando
altas cotas.
Pero si hay algo que me ha
llamado la atención de verdad es cómo la juventud participa y disfruta de estos
eventos. Muchísima gente disfrazada,
otros con inolvidables cosplays, ese jolgorio y buen rollo que se desprende y
la alegría de encontrar a mucha gente que disfruta de tus mismas
aficiones. No os voy a engañar,
parecíamos los padres de muchos, pues la media de los asistentes podría rondar
los 20-22 años, pero a pesar de que nos miraran algo extrañados debido a
nuestra edad, tampoco desentonábamos tanto.
Vimos muchas cosas, aprendimos
otras cuantas, pero me fui con la sensación de que el evento todavía puede
mejorar mucho más. Un único punto de
comida, la falta de un mapa con todos los expositores y un casi inexistente
listado de horarios (aunque había chicos itinerantes a quien preguntar) me
dieron la sensación de una organización poco optimizada, pues una vez pagados
los 10€ de entrada, las impresiones finales fueron las de un pago por acceso a
un recinto repleto de gente como tú, para poder acceder a las tiendas con los
codiciados objetos que tanto anhelas. Sé que puedes consultar la web, que hay
mogollón de eventos y mucho que disfrutar, pero una vez allí, deberían de
proporcionarte toda la información básica, pues con tu presencia han conseguido
captar tu atención, era el momento de convencerte para que vuelvas el resto de
años.
El motivo de mi asistencia no fue
otro que llevar por sorpresa a un muy buen amigo mío por su cumpleaños para que
disfrutara de algo que le emocionaba. Quedé muy satisfecho después de ver que
se divirtiera como un enano, pero además existía otro motivo: el Retro Weekend
en el mismo pabellón. No voy a engañaros, fui con unas expectativas y me fui con
unas impresiones algo distintas.
De primeras me dio muchísima
lástima que ninguno de los expositores desprendiera magia retro, no tenían
ningún tipo de decoración que ambientara su presencia y la ordenación de sus
puestos daba la sensación de tiendas de mercadillo donde todavía se vendían
cassetes de gasolinera. Se nota que este
tipo de evento sigue verde, que necesita estar un poco más rodado y que debe de
adaptarse a los estándares de calidad de lo que son actualmente las
ferias. No se trata de la calidad del
producto, ví mucho y muy bueno, pero hay que mimar la atmosfera, hay que crear nostalgia
porque la línea entre viejunismo y amor nostálgico es muy delgada y los
detalles marcan la diferencia entre vender y no vender. Desconozco el precio del stand y los
presupuestos que pueden invertir cada una de las empresas y reconozco que
levantar un negocio es complicado, pero a veces únicamente se trata de poner
imaginación y presentar bien las cosas.
No digo que esté mal lo que ví, pero desde mi más humilde opinión, creo
que todavía necesita más tiempo e ingenio, pues los márgenes de mejora actualmente
son muy altos y el 70% de ellos no requieren inversión.
En mi caso particular, fui con la
ilusión de encontrar una Game Boy de primera edición y un Super Mario Bros de
NES. Sabía que encontrar la primera
edición de la consola portátil de la Gran N iba a ser complicado, pero encontré
dos, una por 35€ bastante rayada y otra por 60€ que no la tenían allí. Ambas opciones descartadas, la primera por su
estado y la segunda por no poder verla en el momento. Por otro lado, no pude encontrar ningún Super
Mario Bros de NES, sí que encontré un montón de Super Mario Bros + Duck Hunt
pero mi idea era que únicamente tuviera el juego sin más. Creía que sería más fácil de cumplir mis
objetivos, pero pequé de grandes expectativas.
Por otro lado, confirmé cosas que
a priori tenían lógica, cuando más vieja es la plataforma, más caros son sus
títulos, pero incluso así los precios eran, en general, un 25% más altos de lo
que debería. Los juegos se NES eran en
muchas ocasiones intratables, juegos sin caja y sin funda entre 12 y 50€, de hecho,
algunos de ellos ya los tenía en mi poder en su día y todavía los conservo,
algo que me da a entender que mi pequeña colección empieza a tomar un valor
económico bastante importante (aunque nunca superará el cultural y emocional).
Si el juego venía con caja (aunque maltrecha entiendo que sin abrir) se
disparaba a más de 70€ y si hablamos de cartuchos MSX y cosas similares mejor
ni hablar. Evidentemente encontrar cosas
de PSX, PS2 o Game Cube era bastante más fácil y asequible, mientras que de Master
System, Saturn, MegaDrive, Super Nintendo, Game Boy, N64 costaba un poco más,
teniendo las consolas un precio más que razonable y los juegos algo elevados.
Como cliente potencial que fui, únicamente
adquirí una fuente de alimentación de N64 adaptada para Europa (para usarla en
mi N64 nipona) por 20€ y un mando de NES de segunda mano por 6€. Pues tal como estaban los stands no
consiguieron que nada me llamara la atención y una Game Watch de segunda mano
por 100€ me parecía excesivo. Sí, sé que
suelen estar por ese precio, pero su estado no me convenció y para eso,
preferiría los 235€ que vale una por abrir.
Pero no todo fue negociación y
precios, también me llevé una grata sorpresa y fue la de poder jugar a Fatal
Fury Real Bout en una NeoGeo AES. Era algo
que anhelaba, poder jugar a ese unicornio rosa y sacar alguna conclusión de
ella. Llegué a tener en Japón una en mis
manos, pero su elevado precio y su imposibilidad de probarla en el momento me
dejó una espinita que ayer me pude quitar. Me sorprendió el tamaño del
cartucho, tres veces más grande que uno de Super Nintendo, pero no el
funcionamiento de la consola, era lo que en verdad prometían, una recreativa en
casa. El mando es una maravilla, he de
reconocer que para aquellos tiempos lo mejor en ocio electrónico doméstico y
con una mecánica de la palanca de gran calidad, aunque algo más pequeña de lo
imaginaba y sin llegar a ser un joystick arcade. Si, el mando es una pasada, pero lamenté
descubrir, a mí parecer, que el joystick arcade es un poco más duro y preciso.
También hubo muchísima aceptación
en el único stand de máquinas arcade perteneciente a Arcade Mundo Sevilla. Sin duda el mejor de todos y con unas
máquinas bien cuidadas. La gente disfrutaba
de sus productos, y lo poco que probé he de reconocer que de muy buena
calidad. Fue el stand que más cuidó su
imagen y cuando me atendieron se notaba que dominaban mucho el tema, pues
muchas de las cosas que me dijeron no eran triviales y tenían su razón de ser.
Mientras que los stands retro
estaban, generalmente bastante vacíos, la zona de juegos y competición estaba
repleta de gente, tanto que ni siquiera osé a intentarlo. Era increíble la cantidad de usuarios
dispuestos a disfrutar tanto de juegos actuales como clásicos y participar en
las competiciones. De hecho, allí teníamos a Barbilla & Cia que animaban a
la gente a formar parte de la fiesta.
Posiblemente la parte con más éxito en Retro Weekend, por lo que potenciarlo
en futuras ediciones para reducir los tiempos de espera sería algo que debería
de considerarse.
De verdad, me fui muy contento
tanto del Salón Manga como del Retro Weekend, descubrí muchísimas cosas y
disfruté como el que más. Son eventos
relativamente recientes que tienen mucho margen de mejora y seguro que la
próxima edición deparará nuevas sorpresas.
Creo que para ser mi primera asistencia ha estado muy bien, he
descubierto de primera mano que todo el mundo que rodea los cómics, la
animación, el cine y los videojuegos sigue en auge, que ha llegado para
quedarse y que con el transcurso de los años continuará creciendo, siempre que
las vertientes culturales y de entretenimiento predominen frente al factor
económico.