En la industria de los videojuegos muchos son los que brillan con luz propia. Algunos puede que sean idolatrados sin merecerlo pero otros llegan a ser auténticas y merecidas figuras dentro del sector. Quedarse únicamente con uno es algo imposible pero haciendo un esfuerzo podría quedarme con dos: Shigeru Miyamoto y Tim Shafer. El primero de ellos por ser, desde mi punto de vista, el creador del videojuego clásico y el segundo por ser el primero en demostrar que una buena historia tenía cabida dentro de los videojuegos.
Ambas leyendas han marcado un antes y un después en el desarrollo de videojuegos, pues las creaciones del japonés brindan una riqueza de entretenimiento directo y diversión instantánea cuya fórmula sigue en forma. Miyamoto es creador de la gran mayoría de franquicias longevas que continúan enamorando a los consumidores desde hace más de 30 años. Por otro lado tenemos al bueno de Tim, creador de algunas de las mejores aventuras gráficas de todos los tiempos, con los argumentos más ingeniosos, más brillantes e inolvidables que se hayan creado para un videojuego.
Esa distinción entre clásico y narrativo no tiene porqué estar en guerra, pues un buen juego de corte clásico puede tener una buena historia. Considero a Shafer un precursor del juego moderno, y aunque no todos pueden llegar a su altura, ha sido el patrón que muchos han utilizado para marcar las pautas del sector en el siglo XXI. Con el cambio de milenio el hardware empezó a ser potente de verdad y las posibilidades de los desarrolladores crecieron exponencialmente, así que los guiones empezaron a cobrar importancia, pues si eran capaces de crear juegos bárbaros, estos deberían de basarse en una buena historia. Mucho antes de las nuevas generaciones Tim ya había cosechado grandes ideas y supo plasmarlas en sus títulos mucho antes que el resto, siempre ha ido un paso por delante y no porqué fuera el mejor programando, sino porque era el más mordaz. Shafer creaba una buena historia, le daba mil vueltas y la cuadraba para crear un título formidable, mientras que el resto del sector quería crear un triple A con unas pautas y luego le ponía una historia. Si os fijáis bien, muchos de los títulos que salen actualmente al mercado con etiqueta tiple A (cómo odio esta denominación) deben de basarse en una "buena" historia, tener un buen tutorial y la gran mayoría de su programación acotada mediante scripting. A pesar de ello los juegos de corte clásico (sin tutoriales, sin una historia con florituras pero con una gran jugabilidad y adicción) no están en contraposición, pues todavía gozan de una salud importante y un gran pastel del negocio, probablemente algo que seguirá así durante mucho tiempo todavía.
Durante el siglo pasado, el negocio del ocio electrónico no movía los presupuestos del celuloide, algo que por decirlo de alguna manera, influía para que las buenas historias se fueran a la gran pantalla y la serie B se quedara con los videojuegos. Aunque esa premisa puede llegar a ser una verdad "relativa", algunos genios se las arreglaban para plasmar lo mejor de ellos mismos dentro del sector. Tim Shafer consiguió firmar grandes títulos con historias fantásticas cuando nadie las podía imaginar en dicho formato y todavía sigue haciéndolo como antaño. No os olvidéis que un juego no es mejor por tener los gráficos más fascinantes, lo es por su diversión y en ocasiones para que eso ocurra es necesaria una buena historia. El sello de Shafer es garantía de diversión y entretenimiento, nunca te va a dejar indiferente y siempre te sorprenderá cuando menos te lo esperes.
Ahora las tornas han cambiado, la industria de videojuego mueve más dinero que el celuloide y por eso me gustaría creer que Tim pudiera defender al sector que está por detrás. Puede que no todas las historias sean aptas, pero con los avances visuales que hay en la actualidad y con sus contactos podría meterse de lleno en el paseo de la fama. El cine de aventuras, la ciencia ficción y las historias frikis en general vuelven a estar de moda. Stranger Things, la nueva trilogía de Star Wars o Blade Runner 2049 lo demuestran, el próximo estreno de Ready Player One terminará confirmándolo y plasmar sus historias en la gran pantalla una gran oportunidad.
Grim Fandango es una epopeya, que bien enfocada podría llegar a ser inolvidable, incluso intentar una tetralogía con un material tan fascinante sería una buena opción. Hace tiempo incluso se dijo que había acercamientos con su tocayo Burton para dirigirla (menudo tándem siempre que Jonny Deep no fuera el protagonista). Por otro lado su última gran historia en Broken Age podría ofrecer un espectáculo redondo dentro de la ciencia ficción juvenil. Además, las BSO de ambos títulos, firmadas por Peter McConnell, son de las mejores que se pueden encontrar a fecha de hoy, por lo que un trabajo menos a realizar, pues ambas historias sin su música original no serían iguales. Los mundos creados por Tim Shafer son ricos, bellos, repletos de personajes irrepetibles, brillantes y ante todo con ese aura friki repleta de fantasía que consigue que ninguna otra historia sea como las suyas. Podríamos decir que serían tan bellas de ver como los mundos fantásticos de Luc Besson pero con un guión y una historia para conseguir un Oscar. He citado estos dos títulos por decir mis preferidos, pero cualquier cosa que cree Tim puede ser brillante si se le deja trabajar el tiempo necesario, así que si me estás leyendo hazme feliz yendo a buscar a tu buen amigo George y haz realidad el sueño de un humilde fan.
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